Como todos los años las cosechas dependen de la madre naturaleza, que a veces bendice con una gran producción y otras castigan caprichosamente, la del durazno es la más perjudicada por lo delicado de sus frutos.
Los productores viven con ansiedad, con un tiempo de gestación que comienza hacia finales de Mayo con la poda en los duraznos. La poda de las plantas cítricas es en primavera verano, es una técnica cultural sobre la cual existen opiniones contradictorias, tanto en lo referente a su necesidad como a su ejecución práctica. Quizás los que trabajan todos los días o los que trabajaron durante gran parte de su vida entre las plantaciones, puedan explicar lo que sienten desde el primer momento, o sea en el otoño, cuando las filosas tijeras empiezan a accionar sobre las yemas dormidas, atacando a los cargadores que están demás (cargadores son los pequeños gajitos que producirán frutos), sacando ramas secas y despuntando para que la planta tenga un mejor crecimiento. Es una tarea laboriosa, que incide en forma significativa en el costo de producción, tanto por su realización en sí como por la eliminación del material cortado. Por ser una técnica fundamentalmente manual, el criterio del hombre tiene gran influencia y la aplicación práctica de normas. Los residuos resultantes de la poda deben ser eliminados de la quinta lo más rápidamente posible, resultando un gasto considerable. Cuando el tamaño y cantidad de material podado no es importante, puede desintegrarse con las cortadoras rotativas, al realizarse el corte de la maleza. Cuando se trata de ramas de cierto diámetro y el material es abundante, es conveniente sacarlo y quemarlo en un sitio adecuado.
Algunas variedades de frutas tienden a producir en exceso dando frutos pequeños, mientras que otras poseen alternancia de producción, dando frutos de reducido tamaño en los años de carga. El raleo de frutos es una práctica cultural importante, con la cual se persigue incrementar el tamaño de los frutos remanentes. Como su nombre lo indica, consiste en el eliminación de frutitos, generalmente en forma manual, de todos los sectores de la planta; especialmente los que se encuentran ubicados más externamente y en racimos, dejando los restantes bien repartidos, en cantidad adecuada y en condiciones de alcanzar un buen tamaño comercial. El raleo es una costumbre que permite obtener una mejor fruta, que puede asegurar el éxito comercial de la cosecha. El no hacerlo o hacerlo en forma incorrecta significaría provocar contratiempos. Si bien es cierto que esto reduce el número total de frutos, los que quedan en la planta mejorarán su nivel en color y forma. El raleo es una actividad que hay que hacerla en tiempo y forma adecuada.
Al finalizar Julio y Agosto, las plantaciones de durazno empezarán a vestirse de rosa, ese rosa especial , en octubre el color blanco de los aromáticos azahares de los naranjos que enamoran con su floración a todos aquellos que transitan por las diferentes rutas del partido de San Pedro, por eso las plantaciones de frutales no sólo representan un medio de vida, sino que también están relacionadas con el turismo.
Cuando llega la cosecha, comienza el desfile de entusiastas trabajadores que con canastas y escaleras a cuestas se internan en los montes frutales en busca de la fruta que deleitará a millones de personas y hará feliz por ese día a la familias de los cosecheros.
La importancia de la cosecha y transporte de los frutos hasta el empaque es generalmente subestimada. Sin embargo, el esfuerzo y costo para obtener una fruta de calidad puede perderse en gran medida, si esas operaciones se llevan a cabo de manera inadecuada. La cosecha es definida como la operación de separación del fruto del pedúnculo, que lo soporta o lo mantiene unido al árbol. A diferencia de otras tareas que han sido mecanizadas, la cosecha para consumo de frutos frescos se realiza en forma manual. El desprendimiento del fruto puede efectuarse por tirón o mediante el empleo de alicates. Cuando se hace por tirón, los frutos son tomados por el cosechador, realizando a un mismo tiempo movimientos de torsión y tracción. El empleo de alicates evita el desgarramiento en la zona de inserción del pedúnculo con el fruto. El corte debe efectuarse al ras, ya que los trozos que sobresalen dañan a otros frutos. Los cosechadores prácticos logran sacar el fruto en debida forma con un solo corte. Los alicates deben ser livianos, de fácil manejo y de puntas redondeadas para evitar lesiones por pinchazos en los frutos. Es conveniente, además, que los cosechadores utilicen guantes para no dañar la fruta; de no hacerlo así, deben llevar las uñas bien cortadas.
El volcado debe hacerse con cuidado, para evitar daños innecesarios en la fruta. El canasto de cosecha debe ser liviano y no muy grande, para que el cosechador pueda manejarlo adecuadamente sin cansarse. Se debe evitar la cosecha de frutos húmedos por rocío, por lo que la presión de la mano del cosechador causa la ruptura de las glándulas y la salida del aceite esencial; éste produce quemaduras o manchas en la piel de la fruta.
Cualquiera sea el medio de transporte que se utilice para llevar la fruta de la quinta al empaque, se procurará evitar que el fruto sufra choques violentos durante el mismo. En nuestra zona el transporte se realiza por camiones,camionetas con acoplados en cajones cosecheros o bins.
Otro factor importante a tener en cuenta, es evitar la exposición de los frutos a la acción directa del sol y trasladarlos inmediatamente al galpón de empaque. El inicio de las tareas en la línea de empaque, luego de cosechados los frutos, no debe superar las 24 horas en verano y las 48 horas en invierno, con lo cual se reduce la germinación de las esporas de los hongos ubicados sobre la superficie de los frutos, principalmente del género Penicillium.
El proceso en la línea de empaque se inicia en el volcado. Se puede hacer tanto en agua como en seco. El fruto debe mantenerse mínimo cinco minutos lavándose.
Si el volcado se realiza en seco, sobre cintas, éstas deben lavarse diariamente a fin de eliminar todos los restos de elementos que se acumulen, como ramitas, hojas, arena, etc., que son factores causantes de heridas.
El lavado es un paso importante en la línea de empaque; es donde se realiza el primer tratamiento fungicida, con la finalidad de desinfectar la superficie del fruto e inactivar las esporas de hongos que puedan estar presentes en las heridas.
Los frutos ruedan sobre cepillos de gomapluma o de cerdas blandas, que giran a una velocidad de 80-100 r.p.m. Luego de la práctica de lavado elimina la tierra y posible moho de la cubierta y también elimina de la cera natural que acumulan los frutos durante su crecimiento y desarrollo; se procede al encerado de la fruta.
La industria cítrica realiza la aplicación de recubrimientos artificiales, los que además mejoran la apariencia confiriendo brillo a los frutos.
Luego se procese al tamañado, este consiste en la separación de los frutos de acuerdo a su calibre, lo que unido a la clasificación permite la formación de lotes homogéneos que faciliten la comercialización.
Para la venta se envasan las frutas por tamaños, esta tarea se realiza totalmente a mano, colocando los frutos en camadas arregladas según esquemas adecuados y variables de acuerdo al tamaño de los frutos; éstos van ocupando, en cada camada, los huecos que dejan los de la camada inferior. De este modo los frutos quedan perfectamente ajustados en sus envases, evitando los daños que puede producir el movimiento durante el transporte.
La conservación frigorífica es considerada el método más efectivo para preservar la calidad de los productos frutihortícolas, debido a que retarda su envejecimiento, disminuye la respiración, la maduración, las podredumbres y los cambios metabólicos indeseables. Es por todo ello que esta técnica es cada vez más utilizada en distintas variedades de frutas de la Zona.